Lagar el Búho a 5 km de Colmenar es la preciosa casa dónde hemos terminado el año 2014. Allí hemos pasado cuatro estupendos días, donde el tiempo nos ha acompañado con un sol de categoría. Una casa impresionante con unas vistas maravillosas desde su gran exterior. Lo cierto es que también tenía algunas pegas; las camas aunque tolerables no eran excesivamente cómodas, los aparatos de calefacción en la parte de arriba donde estaban las habitaciones no se podían poner todos a la vez porque saltaba la luz, la caldera de agua caliente era totalmente insuficiente para ocho personas y teníamos que hacer turnos de mañanas y noches para ducharnos, el tostador totalmente deteriorado y así alguna cosita mas, pero nos apañamos bien.
El tiempo nos ha acompañado, todos los días sol y calorcito y por la noche frío, que para los que nos gusta sentirlo en la cara nos encanta, aunque mi amiga Allende en este aspecto estará poco de acuerdo conmigo. Hemos tenido el tiempo típico de Málaga en invierno de día sol y calor y por la noche la humedad nos cala hasta los huesos. Amanecer allí es una pasada.
El día que llegamos Allende se sobrecogió, la casa estaba totalmente helada. Era normal una casa inmensa, en medio del campo, en Diciembre y posiblemente deshabitada durante algunos días. Descargamos los coches que venían a tope, de maletas y sobre todo de la compra y nos bajamos al pueblo a comer. Cuando regresamos nos pusimos las pilas para calentar la casa; calentadores, estufas y las tres chimeneas de leña que hay repartidas por la casa a tope. Menos mal que la casa tenía un camión de leña y casi la hemos agotado.
Teníamos pensado hacer de comer en la casa un par de días y otros dos salir al pueblo o las cercanías, pero se estaba tan a gusto allí que decidimos comer todos los días en la casa.
Preparamos una buena cena de Noche Vieja que incluía un cordero lechal que compramos y que Salvador preparó, pero vimos que era demasiado y el cordero lo dejamos para el día de año nuevo.
A pesar de que Salvador no estaba muy satisfecho el cordero estaba exquisito.
Pasear por los alrededores de la casa en medio del campo era un gustazo para respirar aire puro y alegrar la vista con el valle rodeado de los pueblos de la Axarquía
El jardín de la casa durante el día era el punto de encuentro. Bien temprano ya empezábamos con los aperitivos, a tomar el solecito y las tertulias.
También hicimos un rutita por el campo donde no se pudieron resistir a robar unos limones.
De vuelta de una buena caminata por el campo a preparar una paellita.
Otro paseíto por el campo, esta vez con la ausencia de Margarita que tuvo que ir a trabajar y la echamos de menos.
La cocina con una buena mesa era el punto de reunión dentro de la casa, allí hemos hecho unos desayunos fabulosos, donde han caído todo tipo de viandas, desde el lote completo ( una paletilla de jamón, chorizos, salchichón, morcillas) a otras que llevamos en incluso un buen lote de churros que Antonio nos trajo una mañana del pueblo. Así como también las cenas.
Y por supuesto las copas, las partidas de continental y las partidas de dominó de la sobremesa, que por cierto aún me escuece una partida que nos dejaron a cero Antonio y Salvador a Carlos y a mi.
El jamón nos lo jalamos entero, intentamos devolvérselo al charcutero diciéndole que nos había salido malo. Pero no consintió, no se porque.
Un poco de lectura y relax de mi Carmela en la terraza o delante de la chimenea no le faltaba.
Tampoco falto un paseíto de los dos cerca de la casa al atardecer.
La celebración de Fin de Año la tuvimos super animada, bebimos, cantamos, bailamos y nos reímos a ritmo de los años setenta y ochenta. Hubo actuaciones improvisadas principalmente por el dúo Margarita y M.Carmen imitando a las Grecas que fue todo un espectáculo